Charremos2021-01-11T12:03:05+00:00

CHARREMOS

El presidente de Zaragón

Ayer domingo día 10 de enero nos sorprendió la decisión del Gobierno del señor Lambán de decretar el cierre de los centros escolares de todo Aragón para los días 11 y 12 debido a los fenómenos atmosféricos derivados del temporal Filomena.

Esta situación dejó sorprendidas a muchas familias y centros docentes, especialmente en las comarcas de la Jacetania y el Alto Gállego, que son las que más conozco, aunque seguro que en muchas más. Nombro las comarcas porque deberían haber sido los ámbitos lógicos de decisión. Ellas son las que tienen las competencias en transporte escolar y el conocimiento real del territorio. En circunstancias similares y mucho peores muchas veces, son las que responsablemente determinan la suspensión del transporte escolar. Además se podría haber valorado la situación del acceso a los centros educativos y en los casos necesarios, por supuesto, decretar el cierre. La nevada ha sido extraordinaria en algunas zonas que no cuentan con infraestructuras adaptadas. No es el caso del Pirineo o la Ibérica de Teruel por ejemplo. En este caso tampoco era bueno el café para todos. Nada hay más injusto que tratar del mismo modo a los que son diferentes. De eso sabemos los docentes. Se podrían haber evitado los transportes por carreteras en mal estado. Lo que no se ha evitado seguro es el tránsito a casas de los abuelos en todo el territorio, incluida Zaragoza, porque las madres y padres tienen que ir a trabajar, aunque podían acceder a pie a la escuela de la puerta de su casa.

La otra excusa es el frío intenso y la ventilación de las aulas. La previsión para los dos días en Zaragoza (único y verdadero motivo del cierre generalizado) es entre 0º y 5ºC. Tampoco parece tan extremo en el mes de enero. Se trata de la temperatura habitual en cientos de localidades aragonesas, pero ¿quién se acuerda del exterior de la metrópoli? Otra cosa es que la calefacción de algún centro no funcione correctamente y le tengamos miedo a un titular de periódico o un post en las redes en lugar de arbitrar soluciones con el Ayuntamiento de Zaragoza, responsable del edificio. Parece que los niños y niñas de la zona rural son inmunes al frío. Y a tantas otras cosas.

A comienzos de curso desde distintos colectivos y centros se solicitó al Gobierno de Aragón la posibilidad de adquirir purificadores de aire para las aulas. La respuesta oficial fue que era mejor ventilar y hacer las clases al aire libre. Incluso se hicieron fotos orgullosas inaugurando una pizarra clavada en el exterior de un instituto. Pero los que trabajamos en la realidad sabíamos que el frío llegaría. Una clase con la ventana abierta es mejor que una clase con filtro, sin duda. Pero una clase con filtro permite no tener tantas horas la ventana abierta cuando el frío es intenso y salir al exterior se complica. Era necesaria una inversión, que tal vez se debería haber priorizado en zonas de bajas temperaturas para minimizarla, otra vez evitando el café para todos. Aún así maestras y maestros andan haciendo encaje de bolillos, con medidores de la calidad del aire, adquiridos por los centros, tampoco suministrados por la Administración, para combinar tiempos de ventilación, de clase, de recreo, asumiendo otra competencia más.

Me produce tristeza ver a grupos como CHA, defensores del territorio formar parte de este gobierno sin ni siquiera mostrar una voz discordante y propia cuando se toman estas decisiones centralistas. La peor pandemia en un siglo, junto a la borrasca más destructiva en décadas son asuntos muy complicado para cualquier gobierno, sea del color que sea, pero lo es más si al frente está un incapaz. Incapaz cuyo mérito fue ser el único alcalde socialista de una población grande en el peor momento histórico de su partido.

Estado de la entrada a uno de los colegios de Jaca el 10 de enero

Socialista de carné, que no de convicción, con posiciones claramente de derecha. Pero ahí está con sus contradicciones. Pertenece a un partido de raíces republicanas pero se manifiesta ferviente admirador, hasta el vasallaje, de los Borbones.

Integrante de un proyecto político que se dice federal pero centralista hasta la médula con Madrid en lo estatal y con Zaragoza en lo autonómico. Una de las excusas para el cierre escolar ha sido, textualmente, que Madrid lo había hecho. Ni Madrid es España ni Zaragoza es Aragón señor Lambán. Comunidades como Cataluña o Valencia han tomado decisiones más quirúrgicas, suspendiendo algunos transportes y cerrando donde era preciso. No toda la comunidad.

La última faceta sorprendente del presidente es la de negacionista del cambio climático y twitero, como Trump. Ha aprovechado la nevada para lanzar un mensaje que parece una falta de respeto a las comarcas pirenaicas, cuando no directamente una provocación, cuando atraviesan su peor invierno en décadas.

Territorio que desconoce y desprecia. Solo le interesa para recrecer embalses, inundando tierras y pueblos para seguir expulsando a sus legítimos habitantes. Desoyendo la barbaridad medioambiental que supone, así como los demostrados riesgos de seguridad para los habitantes de aguas abajo de la presa de Yesa.

Defensor de uniones y ampliaciones de estaciones de esquí, de gran impacto medioambiental, que hipotecan el paisaje y el futuro de un país que pertenece a las generaciones venideras. Pero que niega la apertura de las estaciones existentes, cuando más lo necesitan, a pesar de ser actividades al aire libre y con distancia física mientras permite que se abarroten los centros comerciales cerrados de su Zaragoza. Una vez más centralizando la riqueza y enviando la miseria a la periferia. Aragoneses somos todos.

Dicen que la democracia da a los pueblos los dirigentes que se merecen. Pero esta vez creo que los aragoneses no merecemos un presidente así. Ni los que le votan.

Javier Cortés

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